Los ciempiés dorados
(fragmento de mi obra "Los Ciempiés Dorados")
Prefacio:
En donde la niñez crea sus fronteras.
En donde la estulticia de los adultos olvida su infancia.
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Le daban un sentido de tonos de otoño,
solían sumergirse sin cautiverios en la frondas más esponjosas,
donde la naranjas nunca verían el sol,
donde los ciervos hacían el hogar de la Luna.
Solían hacerse el muerto en los prados
solo para captar la microscópica esencia de ver crecer la hierba,
tan ajenos a la huella de los gigantes como solo están los ciempiés dorados.
Dirigían las miradas a los senderos de flores,
normalizaban los refranes,
sentaban la cátedra en el suelo para que sus extremidades doradas
no sufrieran de desconciertos.
Las huellas se sucedían despacio
primero 10 luego 40 y así hasta 100,
los mirtilos se desmayaban a su paso,
tan exasperados estaban de su colgadura mística.
Las frases de amor ya no se suspendían de los labios,
se esponjaban en cada mirada,
solo los ciempiés dorados entendieron la vocalización de las saxífragas
cuando comentaban los orígenes del amor…su amor…su hermoso amor…
Los dorados ciempiés miraron por última vez los jardines de sus sueños,
y fueron felices con el aletear de sus risas,
allí donde el norte surco su desfallecimiento.