HORA TEMPRANA
Levantarse temprano a esperar el primer tren...
Levantarse y dejarse media vida en la cama...
La otra media la perdimos ya sabes dónde...
en aquel charco de lágrimas
en el que nadábamos sin saber a dónde ir
Tantos juegos aprendidos...
Tantas frases inmaculadamente huecas,
que ahora repetimos en susurros, como en una oración penitente.
Y el charco se hace mar que engulle nuestra barca/alma.
No quedan más orillas en las que
desfallecer...
Y así, terriblemente despiertos,
deslizamos el ticket de nuestro viaje hacia un mundo inerte.
Autoría; Ortunyo Benjumea Mcnulty
(texto registrado)