DIÁLOGOS
SIN TRASCENDENCIA EN UNA TARDE DE VERANO…
Un
poco mas abajo a la derecha un grupo de “skin heads” prende fuego
al resto de su escasa inteligencia
Son las 16.00 de la tarde de un
caluroso y pegajoso día de Agosto. Los cuervos revolotean el montón
de basura que día a día crece y crece en las esquinas del barrio.
En la emisora local suena
Malena…”Malena tiene pena de bandoneón”
(canción)
Aparece en escena una espora de tricius andoledoide. Vuela en el calor de la tarde acompasando
su leve desfilar por la ensoñación estival con la estructura de
tango de la onda hertziana.
La ruina lleva veintidós años
arrullándose en la falda de la colina en espera del secreto que la
convierta en algo más decoroso, o una oportunidad de morir con
dignidad, quizás.
Y entre tanta ruina la ultima viga
enferma de aluminosis orea la escasa brisa de la tarde que se resigna
a ser material de estío.
-¡Alehop! Dijo
Tricius Andoledoide, dando un doble salto mortal hacia atrás y
dejándose reposar en el ángulo que formaba la viga con el suelo
repleto de oscuridad y abandono.
-¡Huyy! Exclamo
Concreto de Aluminio, sobresaltada.
Las ventanas del barrio comienzan
a bostezar una nueva canción…”Canción infantil” de Serrat….”y
bueno pues un día mas que se va colando de contrabando”
Y dice Tricius:
Sabes, me contaron una historia
¿te apetece oírla?
Y dice Concreto ¿y que mas podría
hacer?
-Tricius, voy pa lla
Un lugar al que aferrarse
El hombre que cada
tarde espera el ocaso cerca de la ventana del pequeño puesto de
limonada casera.
Ella llego antes de la hora concertada
dispuesta a esperar los quince
minutos restantes apurando el último cigarrillo.
Pero Lola mirándola angustiada
le pide ayuda,
pues la barra está a rebosar.
Ella dibuja en sus labios el
fastidio y la desidia sirviéndole mas limonada al cliente extraño.
El hombre de la ventana la
reconoce al instante,
pero sus labios han perdido la tímida sonrisa,
y su pelo liso ya no peina su frente, su mirada se ha vuelto gris,
deslucida.
Ella nota su mirada,
y es entonces cuando al mirarle
cree reconocerle.
Por un instante fugaz el gris de
sus ojos cobra vida,
y el brillo azul de su niñez
vuelve a colorear su alma.
La mejor amiga de ella siempre
esta lavando ropa en el exprés de la esquina.
El hombre llego la semana anterior
al barrio,
y hoy toca lavado de ropa general,
pero la maquina es obcecadamente
inteligente
y escupe sus monedas,
como si supiera que él todavía
no pertenece a aquel lugar.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of The Ghost in the Shelf)
(Fragmento de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)
No existía la más mínima posibilidad de que Rotten Meat, Tricius, o cualquiera de los amigos del descampado fueran protagonistas aquella noche especial de luces y caminatas por los vericuetos ajetreados de la Navidad.
Salimos del desfiladero con el ánimo de desenterrar las maravillas ocultas tras meses de férreo autocontrol. Por el camino que nos llevaba hacia el continuum espacio delimitado por nuestra propia insolvencia, nos cruzamos con Carol. Constantemente miraba hacia atrás como si temiera que la siguieran, al vernos se detuvo, y con una amplia sonrisa de alivio nos conto que aquella tarde al levantarse de la siesta había notado que su pierna derecha era 11,2 centímetros mas larga que su izquierda. Dijo haber soñado que habitantes de otro galaxia con forma de plumas humanoides habían le zarandeado y estirado su extremidad hasta dejarla más larga y delgada, como si se tratara de goma de mascar.
Tan desgarradora experiencia alivio el tedio de aquella noche, nos sumergió en un mundo de tentáculos en donde los calamares eran reyes y las anemonas rendían pleitesía al movimiento de los sentidos acuáticos.
Carol respiraba profundamente…las estrellas descendidas por una vez se acoplaban al rápido parpadear de sus ojos, dejando ver destellos del animal desencantado en el que se había convertido. Con la puesta de los prodigios estelares comenzó el prodigio solar, el infierno de amor olvidado empezó a encarnarse en su miembro dilatado, ojos de ardido frenesí, células enloquecidas, vehemencia en los cabellos pugnado por desobedecer la alopecia. Hacia el final del mediodía, la masacre se había extendido desde el Indico al Antártico, desde el anillo mas exterior de Saturno hasta Sant Joan de Moró.
Hacia la luz
No hay camino oscuro que no haya recorrido, no hay silencios sin escuchar o lamentos sin atender.
Soles encendidos y cometas me escogen para la danza majestuosa.
Y en el recelo que me tengo escudriño los rincones mas escondidos para poder encontrar el trayecto hacia la luz.
Después de acompañar a las hijas de las mandrágoras al colegio, nos dirigimos hacia el desierto. Una sirena varada nos pidió la lleváramos a su casa, solo le pudimos responder con un océano de lagrimas. Con nuestra imaginación le dibujamos un mundo de mares y lagos, peo solo le sirvió de mortaja entre las dunas acariciadas por el sol. Al anochecer habíamos alcanzado la cima de la colina. Golondrinas, estorninos y vencejos se dejaron caer entre la hierba, aquella noche renunciaron a volar. Había una lumbre acariciando la noche, entre los arbusto divisamos el lago, corrimos a su encuentro y quisimos navegar sobre la estela de luz de la luna. Grandes animales amarillos nos devoraban los silencios. Así nos encontró ella cuando llego el alba.
Esquizofrenia desnudada por la luz lunar
Decidimos saludar al cielo, “Hola celestidad original” Déjanos caer una preciosa escala de nácar, luna de miel. Una travesía en el espacio, en donde subamos los dos y solo a ti llegue uno solo…mi luz que tanto necesito.
Que mi compañía me arde, esa oscuridad atrapada entre mis manos habré de dejarla fluir en el mar de los sargazos.
Limpio y decididamente amnésico oteare el aire en busca de tus ancestros, les contare secretos de la guerra…les traeré la paz para que te la susurren al oído.
Que nadie más encuentre la senda, ni mi compañero ni mi conocimiento han de saber de tu guarida mi Luna.
Te diré que el mar es una balsa de leche, que las ballenas huelen a lavanda cuando se detienen a mirar tu rostro tan sereno, y lloran y gimen por no poder acariciarte.
Te contare que he dibujado tu luz en cada molécula del agua del mar para iluminar los fondos de estrellas marinas.
Cuando deje la montaña, dejare al ser que me habita y devora, dejare el cielo salado, el dolor de mi costado, dejare una flor amarga, dejare el vino a un lado…solo ante tu altar por primera vez mi Luna bella…para acostarme a tu lado, tan solo como he de ser, para ser tuyo para siempre.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Sinda Mabué)