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sábado, 13 de febrero de 2021

Cuando el aire se hizo añicos





Cuando el aire se hizo añicos

(Dedicado a mi esposa amada en el día se San Valentín... Que cuando el aire se rompe, siempre anda ella cerca, con pegamentos, colas y otras argamasas)


Andaba sumido en mi propia intemperancia.
De espaldas al Sol.
Me daba lo mismo, mi triste inoperancia.

Mi sombra era mejor que yo
Mi reflejo era mejor que yo

Cuando el aire se hizo añicos,
este parecía vibrar...
En brillo de olas de calor, 
como un microondas enloquecido..

Nadar sin guardar la ropa.
Puénting con sogas de longitud desmesurada.
Paracaídas de niño en mi espalda de adulto.

Y todo el abismo a mis pies...

Cuando el aire se hizo trizas,
ya no pude hacer nada más,
que aplicar la más absoluta rendición.


Cupido había vuelto de vacaciones con enormes deseos de trabajar...
el bueno de Cupido...
Y mira, que sus flechas tenían más años que Matusalén.


Cuando el aire retumbó aquella tarde, 
y su presencia por fin se apareció...

Y así año tras año el amigo Valentín se reencarna...
Y le pone oscuridad a mi sombra.
Luz a mí reflejo.
Para que mi mismo yo, sea un poquito mejor
si  al lado de ella sigo navegando.

Para no tener ganas de desaparecerme en mañanas de olvido...
si Valentín se olvida de su aureola, 
y Cupido olvida su carcaj, en cualquier taberna abandonada.


Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty
(texto registrado)




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