Buscar este blog
jueves, 12 de noviembre de 2020
MÍ YO ÁRBOL
Languerhans
Languerhans
Estoy mareado, hace días que navego por este mar pancreático...a la deriva buscado los islotes de Languerhans. Sin brújula vital ando algo despistado...se terminaron los víveres, el agua y las ganas.
Quiero volver a casa, pero antes he de encontrarme de nuevo.
Para volver con mi copia esquizofrénica a mi refugio, y entablar conversaciones interminables....me hecho tanto de menos...¿Dónde esta la brillantez? Mi viejo diamante.
Al oeste avistó una isla rodeada de otras más pequeñas. Hoy es miércoles y me siento levitar...hay una brisa que me enlaza con la isla.
Al llegar he mirado con disimulo el cortejo fúnebre, el féretro abierto contenía una figura familiar.
Estoy llorando intermitentemente, mientras araño la arena de esta isla, las lágrimas estropean el paisaje...la sangre de mi herida provoca barro en mis uñas.
Por fin encontré lo que tanto ansío. Bajo la tierra una cajita y dentro un dedal, un soldadito de plomo, el primer poema de amor, y un copo de nieve.
El alma concentrada en las pequeñas cosas que vamos perdiendo.
The Sandman
El hombre de arena
A menudo pierdo el tiempo
atándome los zapatos.
Tirado en la cama,
llenándola de arena,
libre del cristal del reloj.
El hombre de arena
me mira desde el espejo,
he intenta elaborar origamis
con sus dedos de nada.
El hombre de arena
y se dibuja sonrisas,
ojos expectantes,
lágrimas tan secas
cómo este desierto de arena.
El hombre de arena
se difumina en el paisaje
que me invita a perder el tiempo
antes del final programado.
Cuando la luz se filtre en mi reloj de arena,
y mis granitos
pierdan su validez,
estornudare el insomnio
y me dejaré llevar al Sáhara por última vez.
INFUNDIBULUM, CRONO, SINCLASTICO
«Ahora todos saben cómo encontrar el sentido de la vida dentro de uno mismo. Pero la humanidad no siempre fue tan afortunada. Hace menos d...
-
Somos dos androides despeinados al borde del abismo. Esperando a la partícula de Dios, que les de algo de abrigo Y el Bosón de Higgs fu...
-
Caminábamos, y el aire se volvió dorado. Y las llagas se volvieron huecas. Los gritos se aliviaron en las oquedades de las piedras, y así f...
-
Mi querida silla siciliana: Perdona, te escriba, estás letras, lo cierto es que no me siento muy bien. Esta mañana miré un hombre que mo...