Buscar este blog

jueves, 12 de noviembre de 2020

MÍ YO ÁRBOL

 



MÍ YO ÁRBOL



Una tarde, me dediqué a ser árbol.
Y así supe lo que era parir...
de la cantidad de hojas que puse a vivir.

Una tarde, mi yo árbol, creció tanto,
que fui derechito al reino de las nubes....

Pero no era un reino de nubes cualquiera.
Era el reino de las nubes de las tardes de Agosto.

Esas mismas tardes en las que recostado en tu regazo,
dejaba crecer mis miembros a tu alrededor.

Comenzaba en tu cintura,
y luego me desperdigaba por tu espalda.

Cansado de tanto crecer,
hacia parada entre tus senos,
y en tu calor hacia mi guarida.

Más tarde la lluvia afilaba el calor y lo volvía frío,
y entonces tú eras la que crecías en mí,
indagando en mi calor más insospechado.

Una tarde, me envolví en tiras de algodón.
Y fui apósito para esas nubes de Agosto desgajadas por la última tormenta del verano en el que me convertí en árbol.

Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty
(texto registrado)



Languerhans



 Languerhans

(fragmento de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)

Estoy mareado, hace días que navego por este mar pancreático...a la deriva buscado los islotes de Languerhans. Sin brújula vital ando algo despistado...se terminaron los víveres, el agua y las ganas.

Quiero volver a casa, pero antes he de encontrarme de nuevo.
Para volver con mi copia esquizofrénica a mi refugio, y entablar conversaciones interminables....me hecho tanto de menos...¿Dónde esta la brillantez? Mi viejo diamante.
Al oeste avistó una isla rodeada de otras más pequeñas. Hoy es miércoles y me siento levitar...hay una brisa que me enlaza con la isla.
Al llegar he mirado con disimulo el cortejo fúnebre, el féretro abierto contenía una figura familiar.
Estoy llorando intermitentemente, mientras araño la arena de esta isla, las lágrimas  estropean el paisaje...la sangre de mi herida provoca barro en mis uñas.
Por fin encontré lo que tanto ansío. Bajo la tierra una cajita y dentro un dedal, un soldadito de plomo, el primer poema de amor, y un copo de nieve.
El alma concentrada en las pequeñas cosas que vamos perdiendo.


Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Larry Talbot Horizonte)
(texto registrado)



The Sandman

El hombre de arena


A menudo pierdo el tiempo
atándome los zapatos.

Tirado en la cama,
llenándola de arena,
libre del cristal del reloj.

El hombre de arena
me mira desde el espejo,
he intenta elaborar origamis
con sus dedos de nada.

El hombre de arena
mezcla jabón con su esencia,
y se dibuja sonrisas,
ojos expectantes,
lágrimas tan secas
cómo este desierto de arena.

El hombre de arena
se difumina en el paisaje
que me invita a perder el tiempo
antes del final programado.

Cuando la luz se filtre en mi reloj de arena,
y mis granitos
pierdan su validez,
estornudare el insomnio
y me dejaré llevar al Sáhara por última vez.

Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty
(Texto registrado)




INFUNDIBULUM, CRONO, SINCLASTICO

  «Ahora todos saben cómo encontrar el sentido de la vida dentro de uno mismo. Pero la humanidad no siempre fue tan afortunada. Hace menos d...