Irreductible
Prefacio:
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Habitamos el rincón mas oscuro e irreductible de la casa
en el que observamos a las horas preñadas de ausencia, segundos disfrazados de tarántulas paseando por el lugar del crimen, en donde el fantasma del asesinado suspira entre la languidez de su abandono.
Y ese fantasma del asesinado al que nadie le hace caso,
y que un buen día doblo su sabana
y espero a las 8 de la mañana a que abriera la ferretería del Sr. Luis,
a que le quitara esas cadenas que tan pesadas eran, como tan ajenas eran a su culpa.
Y así, ligero de equipaje, pidió boleto para las islas Maldivas.
Y cada día con la amanecida, se bañaba en las aguas de Kanahura...
Y ahí mismo trabo amistad con Penélope la tortuga
que le recomendó un psicólogo amigo, experto en soledades y esperas.
Y también ahí mismo, conoció a la sepia Juana que con el cambio de su color, se emociono.
Y mas tarde en el pool bar, pidió un coctel de estrellas,
ante la atónita mirada de unos turistas vestidos de melancolía
que derramaban lagrimas por cada estrella deglutida de irreductibilidad.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty