El año en el que tuve tres manos
(A true history)
(o de como se puede querer a una niña y una mujer a la vez... y no estar loco)
se me fue concedida una tercera mano.
A las nueve en punto de aquel día extraordinario,
mi corazón se rebelo en poeta, con todas las letras del abecedario (nota numero 1 al pie del escrito)
Noche tras noche soñaba con unas grandes gafas
mientras mi tercera mano en el puño de otra de mis manos vivía agazapada
Los amigos jugaban a aprender a ser mayores,
y yo entretanto, languidecía de pena mayúscula.
La vida pasaba de mi, tiene bemoles,
una vida que se me hacia esdrújula.
Un buen día entendí que mi mano extra otorgada
tenia justo detrás un brazo una silueta y una cara bien dibujada...
¡¡Que horror!! pensé... ¿Quién será este ser que de mi puño pende?
y sin pensármelo dos veces me sacudí mi tercera extremidad "manuense"
Al instante aparecieron en escena aquellas gafas amadas,
y justo de detrás de ellas estaba la señorita Ana. (nota numero 2 al pie del escrito)
a consolar y acariciar a la propietaria de aquella mano prestada.
Las lagrimas no dejaban de fluir, y me pequeño corazón ahí mismo se deshizo.
Pase el resto de mi primer año de párvulos entre dos amores
la señorita Ana y sus enormes gafas,
y Merceditas la niña de mi tercera mano otorgada. (nota numero 3 al pie del escrito).
No deberían dejar que un niño de cuatro años tenga estas dicotomías.
¿Vivir a costa de una mujer mayor, y que pague las rentas?
¿O casar con Merceditas, querer tener hijos y firmar letras?
No me lo pregunten ahora, tengo demasiados años y demasiadas hipotecas
Nota 1/ Como abran podido averiguar si tuvieron un poco de paciencia y leyeron todo el cuento, de abecedario en aquellos días mas bien poco...pero quedo bien el poner eso
Nota 2/ La señorita Ana, fue mi profesora de párvulos, mi primer gran amor...corramos el tupido velo de la misericordia a esto por favor .
Nota 3/ Merceditas, mi segundo gran amor. Merceditas era un año menor que yo. Por alguna jugada del destino, la mama (mi supuesta suegra) de Merceditas el primer día de párvulos de la niña, y sin preguntarme ni pedir permiso me entrego la mano de su hija...¡¡¡LITERALMENTE!!!
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty.
(texto registrado)