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sábado, 12 de diciembre de 2020

La sed

 

               

Waldemar  Whale (Fragmento de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)


(Lastima de milenios, sustitutos de las gotas de agua )

(De vez en cuando un poco de Anarquía no viene mal... aunque esta esté ferozmente sedienta)

Prefacio:
“El océano está seco ¿saben?, los ríos también, los desiertos son una pesadilla de ausencia 
Durante los últimos mil años me dedique a contar olas…piedras y batallas… (ganaron por mayoría estas últimas, por supuesto) 
“Pobre e insufrible humanidad…“


La sed

¿Saben? la mañana en la que me bebí el mar,
éste estaba encrespado, rugían sus olas
con el mayor desatino posible.
Aquella tarde, tuve fuertes dolores
la acidez me descoloco, se ensaño
la muy maldita.


Siempre pensé que fue injusto
lo que la humanidad pensó de mí,
siempre malinterpretando los sucesos.

Pero lo cierto es, que algo de razón teníais,
posiblemente más de lo que os imagináis,
¡Pero, tenía tanta sed!

Y así empezó el interludio, un paréntesis desolado,
el final de aquellos días anteriores se me antojan
muy felices, la perspectiva suaviza las mentiras.

Los años que siguieron fueron como estrofas de una canción de verano, 
repeticiones incansables
en el oscuro marco
de los deseos adormecidos.

Solo los recuerdos, ponían paz y una pizca de armonía
y la sangre reposada formaba lagos rectilíneos
sin un asomo de temporal, sin bravuconerías.

Las artes de la introspección, no tuvieron secretos para mí
al norte lo convertía en sur con pasmosa facilidad,
fui santo de las brújulas por aquel entonces.

Los milagros eran cotidianos, y las marsopas acaudillaban los reinos
sin intransigencias ni nepotismos modernos.
Solo la vez que me daban era suficiente pago para mis inquinas.

Pero tan sublime y pausado caos tenía que perecer al final,
el desierto de las leyes promulgadas en terrenos intelectuales,
se convirtió en la morada de la humanidad.

Y los vergeles de la codicia caótica, pronto se volvieron leyenda,
pero la semilla se había plantado.

Y así ocurrió que la poligamia del futuro perpetró de nuevo hijos inmaduros...
para volver a engendrar la "Sed"


Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty  (walking in the shoes of Waldemar Whale… atrozmente sediento) 
(transcrito del cetácico por Ernest Bernal)

(texto registrado)



Nuestro pequeño amor

 

                

Nuestro pequeño amor

(extracto de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)

Prefacio:
“Puedo en un grano de arroz, desarrollar un amor que sea terrible y atronadoramente apasionado”


Nuestro amor se hará cada vez más pequeño.
Lejos de tormentas y ciclones
se convierte nuestro cariño
en el pozo de los desagravios,
morada de las calles rotas.

Nuestro amor se hace microscópico
inteligentemente inadvertido,
para mirar sin ser visto,
para soñarlo e imaginarlo,
y desearlo en la negrura del infinito.

Un miércoles al amanecer
te vi desaparecer
en un poro de mi piel
y yo me fui detrás
a lo más oscuro de tu ser.

Un miércoles al amanecer
nos despedimos del trajín de los días,
sin equipaje ni tickets,
sin pasaporte, con la sola devoción
del tú y el yo.

Desde entonces viajamos en este nuestro universo,
en las montañas que forma nuestra sabana,
alimentándonos de la caza y la flora que nos perteneció
cuando fuimos hermosos en nuestra saludable pequeñez.

Y así nuestro amor se hace cada vez más minúsculo,
con nuestra esencia prendida,
con nuestras almas escondidas.

Shhh... nadie lo sabrá
Shhh....nadie nos oirá


Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Carol Lumieré…limitando con el mundo de las cosas inadvertidas)
(texto registrado)






Plumas

 


Plumas

(fragmento de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)


En cuanto a merecer algo distinto de lo que tengo,
solo puedo discernir un aluvión de plumas
cayendo sobre mi espalda arrullándome lentamente.

En cada sensación, disminuida mi conciencia,
doblo la vista para poder alertar mi mundo
ante la invasión de seres de otros universos.

Las plumas dejan salir esferas diminutas
de entre sus láminas fulgurantes y delicadas
las luces venenosas me hacen señas
llorando por el yogurt caído en la flor de la vida.

¿Cómo puedo aterrizar sin sufrir descalabro,
cuando la esfera que me contiene no tiene vida propia?...
¿acaso no tiene el sabor lácteo vegetativo
que se le supone a las plumas invasoras?



Cuando el silencio se hace niño amamantando,
te veo dormir entre las plumas caídas,
y que hermosa estas,
con tu perfil de “Mafalda” estilizada
y tus desordenados dedos ante tu boca hambrienta,
llenando la cama en cruzado despliegue femenino.

Este martes al anochecer,
renunciare a mi cómodo infierno
de diez millones de kilómetros cuadrados,
por los  mil centímetros cuadrados del paraíso de tu cama.

Cuando las plumas lácteas vengan a ofuscarme el delirio,
buceare en tu piel, perderé parte de mi esencia
en tu interior…para siempre amor, 
para siempre…y por última vez, para nadar entre las plumas de otro mundo.



Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Jesús Gonzálvez Galán.)
(texto registrado)



INFUNDIBULUM, CRONO, SINCLASTICO

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