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miércoles, 21 de febrero de 2024

Un Grado, Dos Grados, Tres Grados ( A true history)

 


¡¡¡OSTRAS, PEDRÍN...QUE FRÍO!!!

Esta mañana tuve en mi coche tres grados inmigrantes...y aunque al principio no fue mucho de mi agrado...

pues, que quieres que te diga oye, al final nos hicimos amigos, tanto así que estuvimos todo el viaje departiendo y riéndonos como vikingos.

Al rato nos pusimos algo más serios, y empezamos a contarnos nuestras intimidades, nuestros secretos anhelos...y también nuestras debilidades.

Un Grado nos contó que procedía de una humilde familia centigrada en las regiones del viento del norte, y que harto de pasar frío había decidido escapar de ese lugar terrible buscando el calor de Marbella. Su ahelo más intenso era encontrar un buen termómetro en el que instalarse y tener una esposa que anduviera siempre sobre el "grado" de ebullición... El muy pillín😅.


Dos Grados, explicó que procedía de una familia de intelectuales Celsius, pero que harto de tener que dar las temperaturas con tanta exactitud, decidió independizarse, ser menos "tiquis miquis", y recorrer el mundo en busca de Grados más amenos con lo que formar una comuna libertaria...buen tipo Dos Grados, aunque eso sí, me dejó un pestazo a marihuana en el coche....el muy Hippie flipao😂


Tres Grados...bueno que decir de él. Tres Grados era un inmigrante muy pero que muy humilde. Procedía de una familia sureña, pero de muy al Sur...más o menos por la Antártida quedaba su casa. Y el anhelo secreto de Tres Grados era vivir el sueño americano y convertirse en un Gran Grado Fahrenheit, establecerse en un buen pozo de petróleo en Texas y ser el principal termómetro fahrenheit del lugar.

Había recibido una carta de su primo Grado Kelvin en donde le contaba del buen clima de Texas, y que seguro encontraría una preciosa "Grada" de su agrado con la que establecer una familia y tener "Graditos"...el pobre jamás llegó a cumplir su sueño, pues tristemente acabo en Francia de termómetro de familia. Se pasó el resto de sus días entre anos y axilas.😬...


Acabamos el viaje recordando aquella vieja película de Cantinflas "Los Tres Mosqueteros" en donde cantaban aquello de 🎶🎶🎶uno que somos cuatro, cuatro que somos uno🎶🎶🎶😂😂😂


Y así en tan buena compañía, pero con un frío que pelaba, disfrute de mi viaje en este invierno inacabable...

Seguro, mañana volveré a enconrar algún Grado (posiblemente, bajo cero) de polizón en mi coche.

Pero ya no volveré a mirarle con recelo, ni sufrirle entre escalofríos, pues todas las cosas tienen su espíritu y también su historia que contar. Y si algo de verdad calienta el corazón es la solidaridad.


Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty

(Texto registrado)









Tōrō nagashi (El jarrón que un buen día te regalo tu tía Amelia)




Tōrō nagashi

(El jarrón que un buen día te regalo tu tía Amelia)


La verdad me mentía.
El hierro que debía de sacar de mi vida
me hacia sangrar todavía.

Deslizaba el auto estropeado por la acequia un centímetro cada día.
Veía como las aves del amanecer espiaban desde el cenit
el desconsuelo de tanta falta de armonía.

Agosto llega, como llega la herida, siempre en verano...
Cuando las ausencias se recrudecen,
y los Martinis en las terrazas prosiguen con su estúpido monologo.

¿Cómo despedir lo que no marcha?
¿Cómo satisfacer las deudas de una soledad mal encarada?

Cada vez que me encuentro cerca del anaquel,
mi carne se vuelve traslucida,
como traslucido se vuelve el jarrón que un buen día te regalo tu tía Amelia.

Observo como respiras,
yo te doy mi escaso aire

Escucho como me gritas,
yo te doy mi aliento, mis dientes y mis labios.

Formas palabras que solo mi fantasma reconoce.

Un día de agosto me pediste un remanso de paz en el estanque,
el mismo en donde jugabas con los peces hambrientos de hambre.

Me pediste dejarte flotar mecida por el viento de aquel verano incrédulo.
Al anochecer encendí la lampara de tu vida,
y te despedí en aquel O-bon tan íntimo y nuestro.

Observe el anochecer,
tu luz fundiéndose con las estrellas,
mientras tu tía Amelia llora en la distancia,
y su jarrón languidece de nostalgia.


Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of  The Ghost of the Shelf)
(texto registrado)






INFUNDIBULUM, CRONO, SINCLASTICO

  «Ahora todos saben cómo encontrar el sentido de la vida dentro de uno mismo. Pero la humanidad no siempre fue tan afortunada. Hace menos d...