Respiro, me dejó llevar por el sonido de mi VHS al rebobinar.
Rebobino mi cerca de almendros,
mi perro pardo, mi gato azul.
Respiro, son la tres y cuarenta y siete minutos de la madrugada
Respiro, acudo a mi cita con la tecnología, mientras, le pondré algo de comer al cielo nocturno.
Respiro, son las tres y cincuenta y ocho de aquella madrugada...y siento verter mis lágrimas sobre el VHS.
Respiro, atolondradamente, sin pensar en lo que vendrá más tarde cuando el sol tenga su hambre, y ya no le pueda alimentar...
Respiro son las tres y cuarenta y siete minutos de la madrugada.
El café está tan frío...
El reproductor murió en ondas de acetato mugriento junto a unas lágrimas de aire que ya no alimentan noches y soles.
Respiro...
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty.
(Texto registrado)