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jueves, 7 de enero de 2021

Emmental

Emmental


(Fragmento de mi obra "Archipiélago del Miércoles Aéreo")


Latitud, 4 35' 53" N. Longitud, 74 4' 33" W
tengo la coordenadas, 
el frio también lo poseo,
tengo el olfato, 
el silencio, 
los deshechos.

El vacío en mi bodega de carne, 
el soliloquio más eterno,
la mirada devuelta mil trescientas ochenta y nueve veces,
el verso a punto de estallar, 
tengo.

Resina estelar, 
en cada agujero de tu emmental.
Un talento de cavernas 
en la semioscuridad más amarilla y templada,
donde me pierdo y no hallo las coordenadas.

El eco retumba en mi interior,
y en el centro de tu emmental 
la brújula también está en el occidente.

El cuervo se asoma en la ventana, 
me da malos consejos.
La tarde se declina en la cocina, 
y las verduras reposan muertas de tristeza.

La tristeza ni siquiera sale por los pies, 
no quiere salir a pasear,
duerme entre plumas cognitivas,
pero lo único que entiende es tu ausencia.

Desde que te fuiste, 
los días son bisontes a la espera de ser cazados.
Pero Caballo Loco anda desaparecido,
le vieron por última vez en el departamento de quesos de “Carrefour”.
Compro 257 gramitos de emmental mientras bailaba la milonga nacional.

Desde la pequeña Italia me llegan aromáticas canciones napolitanas.
El lago Estigia esta hermoso esta tarde.
El velero está presto a partir, 
Caronte lleva pan y emmental en su alforja,
pero no tiene tu coordenada definitiva y definitoria,

Cantare luz de brillo al borde de los caminos 
y las esteras llenas de anacrónicos arácnidos 
tendrán un día de asueto lleno de claridad,
los bordes de las manchitas se inoculan del cebo de la vida.

Devolveré las llaves, 
mirare al occidente 
y me sentare despierta 
y sin sueños a esperar.

He de obligarme a mirar cada agujero del emmental que deseas.
Pensar es tan difícil cuando la nieve llena las fosas de mis ojos,
hace tanto frio en los deshechos de mis ojos, 
los devolveré también,
hasta que regreses mi amor.

Mientras, escucho el silencio que pernocta entre los agujeros de tu emmental.



Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Concepción Velasco Alvarado...harta de desear emmental)
(texto registrado)




viernes, 20 de noviembre de 2020

Ambos Mundos


Ambos mundos

(Fragmento de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)

El mundo de Carol Lumieré



Mi mundo es un desierto de esponjas marinas,

resecadas de incredulidad

a la espera de un diluvio de caricias

que las devuelva al seno de mi ansiado mar.

Cualquier día de estos me compro una barca

y me adhiero a la superficie de mi “thalasa” familiar

o mejor aun…me compro un submarino, y me sumerjo a 37.5 metros…

y una vez cómodamente instalada, abriré compuertas y escotillas

para poder respirar satisfactoriamente el aire de esta magnífica humedad.

Construiré con esmero, un ajedrez oceánico,

y jugando con las gambas, le daré al gambito su verdadera personalidad.

Será un acontecimiento incomodo por la falta de gravedad

que deberemos contrarrestar con recuerdos de pesadez sentimental.

Será fantástico medrar en este mundo acuático

y olvidar por un instante que lo único que tengo

es esta quilla de agonía, adherida a una barca

abandonada en esta soledad.



El mundo de Concepción Velasco Alvarado



Mi mundo…mi mundo es de aristas y cuchillos,

de espinos y navajas, todo bien afilado

que yo voy haciendo romo a golpe de risas y algún desencanto

Un miércoles al amanecer de esos de no pensar en nada,

encontré un jarrón roto a los pies de mi cama,

fue tanta mi pena que un kintsugi quise hacerle con lágrimas.

Pero la untuosidad de mi agua no le servía de pegamento ni argamasa.

Entonces me entro una risa deliciosa,

con cada reclamo de mi garganta las roturas se hacían amigas

y en un puzle de piezas  de concordancia, unas con otras se intuían.

Al terminar mi obra, pude observar una serie de islas  delineadas

sin espacio ni mar que las delimitara,

y en cada isla amanecía un eco de risa,

como un recuerdo feliz de los instantes más gratos de mi vida

Otro miércoles al anochecer entre en  mi habitación,

y me quede pasmada al observar un desatino peculiar…

la almohada de mi amado Tóbal, como nube de estío al techo llorando se adhería 

Y mi almohada corría por toda la estancia

pegando saltitos para recibir cada lagrima,

y cada gotita que empapaba era cristal hechizado que mi pecho hendía

El dolor era altisonante…el efecto, fulminante…

pero mi alegría vino otra vez a socorrerme de ese mal.

y con espasmos y carcajadas acomode sabanas y almohadas

que de recuerdos gratos quiero vivir…en esta tormenta de soledad


Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (Walking in the shoes of Carol and Concepción)

(texto registrado)



INFUNDIBULUM, CRONO, SINCLASTICO

  «Ahora todos saben cómo encontrar el sentido de la vida dentro de uno mismo. Pero la humanidad no siempre fue tan afortunada. Hace menos d...