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viernes, 20 de noviembre de 2020

Ambos Mundos


Ambos mundos

(Fragmento de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)

El mundo de Carol Lumieré



Mi mundo es un desierto de esponjas marinas,

resecadas de incredulidad

a la espera de un diluvio de caricias

que las devuelva al seno de mi ansiado mar.

Cualquier día de estos me compro una barca

y me adhiero a la superficie de mi “thalasa” familiar

o mejor aun…me compro un submarino, y me sumerjo a 37.5 metros…

y una vez cómodamente instalada, abriré compuertas y escotillas

para poder respirar satisfactoriamente el aire de esta magnífica humedad.

Construiré con esmero, un ajedrez oceánico,

y jugando con las gambas, le daré al gambito su verdadera personalidad.

Será un acontecimiento incomodo por la falta de gravedad

que deberemos contrarrestar con recuerdos de pesadez sentimental.

Será fantástico medrar en este mundo acuático

y olvidar por un instante que lo único que tengo

es esta quilla de agonía, adherida a una barca

abandonada en esta soledad.



El mundo de Concepción Velasco Alvarado



Mi mundo…mi mundo es de aristas y cuchillos,

de espinos y navajas, todo bien afilado

que yo voy haciendo romo a golpe de risas y algún desencanto

Un miércoles al amanecer de esos de no pensar en nada,

encontré un jarrón roto a los pies de mi cama,

fue tanta mi pena que un kintsugi quise hacerle con lágrimas.

Pero la untuosidad de mi agua no le servía de pegamento ni argamasa.

Entonces me entro una risa deliciosa,

con cada reclamo de mi garganta las roturas se hacían amigas

y en un puzle de piezas  de concordancia, unas con otras se intuían.

Al terminar mi obra, pude observar una serie de islas  delineadas

sin espacio ni mar que las delimitara,

y en cada isla amanecía un eco de risa,

como un recuerdo feliz de los instantes más gratos de mi vida

Otro miércoles al anochecer entre en  mi habitación,

y me quede pasmada al observar un desatino peculiar…

la almohada de mi amado Tóbal, como nube de estío al techo llorando se adhería 

Y mi almohada corría por toda la estancia

pegando saltitos para recibir cada lagrima,

y cada gotita que empapaba era cristal hechizado que mi pecho hendía

El dolor era altisonante…el efecto, fulminante…

pero mi alegría vino otra vez a socorrerme de ese mal.

y con espasmos y carcajadas acomode sabanas y almohadas

que de recuerdos gratos quiero vivir…en esta tormenta de soledad


Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (Walking in the shoes of Carol and Concepción)

(texto registrado)



2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias por leerlo y comentarlo. Es un fragmentó de una obra que voy escribiendo a ratos "Archipiélago del Miércoles Aéreo" iré publicando fragmentos aquí.

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