Hotel
(fragmento de mi obra "Los Ciempiés Dorados")
Vivíamos en una maceta,
o quizás, tal vez eso, solo fuera una posibilidad,.
Como la triste posibilidad cuántica
de existir solo en la bolsa de los vómitos
El verano terminaba de emborrachar
los desiertos de nuestras manos
con el más inapetente de los amarillos
jamás soñados.
Solo una estrella lejana era nuestra habitual dialoguista
pero a ella solo le interesaba, claro esta,
la última tendencia de la moda
de las estrellas del diseño.
Y ahora nos quedamos embelesados
mirando nuestra puerta…
observamos cómo se dobla y estira…
cuando el gato que vigila detrás,
se relame con la ilusión de un bocado fugaz…
y nuestra puerta se cierra
a todo lo felino e ideológicamente perfecto.
Soñamos con tener la ciencia necesaria
para desdramatizar la ingenua peluca
que adorna nuestra inutilidad,
pero los aguardientes de la nueva generación
migraron hace tiempo…
Hay una oda a algún imbécil olvidado,
escrita sobre el cuero que adorna nuestra cama…
Jugando con las palabras que ensalzan
la enormidad de la estulticia,
recreamos algún versículo de la biblia
Han pasado diez y nueve horas…
la puerta no ha vuelto a abrirse,
y en la televisión Godzilla aterroriza
a una familia tan amarilla
como nuestras manos…” ¡¡¡Marge, no quedan más cervezas!!!” grita Homero Simpson
y en nuestras manos se asienta el invernadero de los sueños.
¿Dónde están nuestros sueños?
los necesitábamos ayer…
la mirada de los felinos que imaginamos
recorre nuestras manos,
y el futuro y el pasado juegan al ajedrez cuántico.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Sinda Mabué)
(texto registrado)
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