El asesino de pollos de los martes, tuvo la indulgencia plenaria el miércoles por la mañana.
Cuando mi madre me decía "ten cuidado con las serpientes que no son venenosas"
No la entendía.
Ahora sigo sin entenderla, creo que jamás lo haré.
A mi trastocada alma,
si la entiendo,
con claridad meridiana.
Tanto odio que se confunde con el amor más despiadado Tanto reproche, ocultando una pasión sin costuras. Quizás mi alma era mi serpiente predilecta.
Con la que aprendí a asesinar los pollos de los martes. Esperando despierto toda la madrugada.
A esperar el perdón de mi conciencia.
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Y ahora escribo la carta que hace tanto tiempo prometí. Y en ella te reconozco,
pálida y plena...
aromática y selvática.
No puedo detenerme en los detalles,
he de abarcar tanto y tan deprisa...
antes de que salga mi tren de los martes.
He de hacer las maletas, y son tantas cosas que he de llevarme. Pero no quiero partir sin dejarte el tesoro más preciado,
mi ramo de claveles, con los que despedí mi juventud....
Claveles que te dejo en herencia,
pues el asesinato de pollos es demasiado para mi...
Debería de cometerlo en Domingo...
pero las iglesias están vacías ya...
y la guerra de los pollos es demasiado cruenta para un día tan festivo...
Tan festivo como el día en que aposentaste tu delicada mano en mi cabello,
y con la daga de tu mirada cortaste mi tierno pescuezo.
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AVISO IMPORTANTE:
Para la realización de este escrito no se ha maltratado a ningún pollo, y por supuesto no se ha asesinado a estos hermosos amigos...y por extensión a ningún otro animal...aunque a algunos de esos que van a dos patas y llevan corbatas, y tanto les gusta mandar...NO SE, NOSE!!!!
(Extracto de mi obra "Archipiélago del Miércoles Aéreo")
Prologo:
Que cuenta la noticia del dialogo entre el ballenero japonés Taiky Toho,
y la ballena Waldemar Whale.
En la que el ballenero arrepentido de sus muchos crímenes anda contrito ante la voluntad de perdonar de la ballena.
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-Se me representa un nuevo mar, Waldemar Whale… un instante más, desplegada la armadura de sueños, cimbreante el arnés de pescador…
sin motivos, solos la historia tú y yo.
-Taiky, mago de esperanzas...dame la mano…
vamos,
anunciemos el declive de la autoridad,
salgamos a la lluvia por una vez, en alta mar,
cantemos el balanceo de la costa más lejana.
-Ahora el espigón de los locos queda lejos Waldemar, hagamos un fuego en el océano…canta amigo, el espliego de mar. ¿Dónde quedara mi arpón de sangre y trueno? Siempre lo supe, Waldemar…tu música al final vencerá.
-Cuando solo queda un recuerdo de manada…
¿Qué más da, Taiky Toho?
¿Qué destino de soledad me has de infligir?
Pero, aun y así canta conmigo…y el mar se volverá blanco por una vez.
-Permite me desnude Waldemar Whale…está haciendo calor, y el agua promete la sensación de la caricia tibia, y el suelo desde el que te hablo es una fría ilusión, y el dueño del mundo es de hielo y confusión.
-Taiky, ¿si pudieras, ¿me harías un favor?,
quítame los vestidos de cicatrices…
quiero volver a sentir el mar…
y luego acaríciame el torso… (siento tú canto, tu complicidad.)
-Me estoy volviendo loco Waldemar… tanto dolor por mi hambre en tu costado… ¿Cuántas vidas he de morir para poder ser tu bálsamo? ¡Waldemar, mata el vestigio de mi humanidad!
-Taiky, ¿de verdad consentirás otra atrocidad?
¡tan solo son mentiras de tu dueño!…
solo hemos de cantar,
y la verdad ya no volverá a estar desnuda jamás.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty ( Walking in the shoes of Sinda Mabué…entre la ballena y el japonés)
(Extracto de mi obra "Archipiélago del Miércoles Aéreo")
Prefacio:
“Mi dinero es un esqueje mas de mi codicia cotidiana”
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El vestido lo tengo de ayer,
y ayer solo fue otro día más…
Y en el trueno de la medianoche siempre quiero reservar ticket. Cuando me miro en los espejos y reconozco el sarcasmo en cada arruga.
Y el delirio será inviolable, cuando la plancha me reclama y su camisa me espera aturdida de líneas y curvas sin sentido.
Ayer solo fue otro día más,
y anteayer fue un día como el martes que viene.
La locura solo me visita tres días de cada Luna… y en promoción especial la alivio con los descuentos del “Carrefour”, que las tecnologías modernas no llegaron todavía a mi entrepierna, que no me da para tanto su limosna del mes.
El vestido lo tengo de ayer, y también se que mañana estará colgado de mi piel, como se que el trueno del anochecer, sin mi…
volverá a partir.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Concepción Velasco Alvarado…perdiendo los boletos en la feria de su piel)
(Extracto de mi obra "Archipiélago del Miércoles Aéreo")
Prologo: Historia real de una infidelidad perdonada, que de momento, y esperemos que dure, no se ha vuelto a suceder. Mi gran y genial Concepción partió de Granada con ganas de revancha. Por el camino a Barcelona, su animo se atempero... y al final le gano el amor.
Pd. El tipo, no era mal tipo... pero la Concepción es mucha mujer, de un solo perdón, y ningún olvido
Prefacio: “La duda de mi contratiempo, es el germen de mi valentía”
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Salgo de Granada hecha un salero,
con mis pies rebosando de la dicha. Que por tus estropicios conyugales morir de rabia no quiero. La vida me escupe la realidad,
y ya no me queda más fango que la verdad, mas duda que el camino,
que si a tu puerta me vengo,
o me largo mar adentro.
Cuando la ventura me trae a Guadix ya me redimo de mi misma, y al pasar por la Mora, y ya no sé si estoy derecha o parece que este en cinta, o será que el rumor de tu pecho ya no me da tregua y solo de ti tengo el desasosiego, que me cose por dentro, que las heridas son de cierva herida en mi ego.
Sin darme cuartel, mi camino me lleva a tu encuentro. Sin darme tiempo de respirar, y sin sangrar los lamentos.
No sé ni tan siquiera como termine en la arena de San Carlos, y ya me empieza a escocer el aire de tu ausencia, que me tiene clavada con mil flechas
Al llegar a Barcelona, me repongo de la algarabía de este corazón de sal que por ti tanto sufría, y dispuesta al perdón, y al desenfreno siento que me arde el vientre y me tomo un vaso de sal “Eno”
Y ya me esperas, maldito, con tu carita de niño bueno, con tu salitre intacto y tú culpa de escaparate, con tu miel amarga y tú bendito veneno. Y te veo… y te deseo…y ya estoy dispuesta para el siguiente disparate
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Concepción Velasco Alvarado…si no lo cuento… ¡reviento!)
después de devorar como un poseso novelas, versos y relatos,
me quedaba despierto observando las pequeñas manchas de suciedad
que otro viajeros dejaban en las paredes...
Prefería no pensar...
Bastante miserable me sentía
viajando por esas carreteras secundarias,
buscando al anochecer el alojamiento mas cercano a mi destino.
Me entretenía pensando en los universos de bacterias de esa manchitas.
Pero mi optimismo me rescataba, y de ahí nació este pequeño escrito que les comparto.
Seguro que mas de alguno de ustedes habrán tenido esas experiencias hoteleras.
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Descubro una huella de suciedad en la pared.
En ella, imagino un universo paralelo donde las cosas tienen otra sustancia, mas...etérea.
Los seres que viven ahí me miran desde los bordes de la mancha que es su casa.
Me hacen muecas, quieren conversar.
Con miradas beatificas me muestran sus encantos. Son de colores variados grises; azules; y sobre todo verdes. De ojillos saltones, y aletas en los pies.
Tienen el cuerpecito, cubierto de pelo muy ensortijado...
Encantadores.
Me comentan, que hay un sitio para mi, en su cielo.
Esta mañana hare las maletas, me voy de vacaciones a “Villa Manchitaenlapared” Les traeré souvenirs!!!
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of The Ghost on the Shelf)
(Dedicado a Reina la periquita, la consentida de papá, y la mal nacida según mi mamá)
Prologo:
Mis papas decidieron ponerse de acuerdo en su traspaso, y en solo dos meses me quede huérfano.
Reina era la periquita que un buen día de un Mayo de años atrás les regale. Era un ser muy especial y alegre, la alegría de mi papa, pero mi mama le tenia algo de inquina, no se si por celos o vete a saber.
Lo cierto es que al morir mi papa, mi mama le concedió la libertad.
Meses después de su muerte, estando ocupada la casa por otra gente, una mañana encontraron el cadaver de Reina junto a la ventana en que la tan feliz fue.
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Mi color era ya más azul que el cielo antes de despuntar el alba
Pero el destino se fue escribiendo en cada canto sin sentido.
Que mis oídos se fueron fundiendo entre gritos y gemidos, y el dolor se me hacía más fuerte, si miraba el aire a través de mi ventana.
Mi ventana era dibujada de líneas horizontales y verticales,
por donde jamás apareció el mar.
Del color del oro viejo,
del tejido más duro que jamás me atreví a imaginar, por donde a menudo me era servido el manjar, y el regaño y el cariño eran hijos del mismo dios.
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Hubo un día en el que el silencio se hizo misterio, se hizo oscuro el cuarto. Mi ventana se hizo añicos de negrura cuando el regaño no me fue concedido, el agua se hizo vieja en mi nicho, y los gritos se hacían solo de eco en mi silencio.
Otras voces vinieron,
y tal vez se detuvieron. Otro segundo y otro delirio…
y las voces ya fueron otras, distintas, pero con perfume de hogar… Un hogar perdido de entre las plumas de mi inocencia perdida.
Las luces se fueron llenando de nuevos brillos.
Llego un instante en que a los horizontales y verticales dorados se les hizo un vacío, y la plumas del ayer fueron de guirnalda, de evanescente libertad, de añoranza y espejismo,
por contemplar el mar…
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¿Pero que es la libertad?…
es un miedo imaginario al que no nos podemos resistir. Pero la probé sin reparos y sin reparos no la sentí…. Solo la angustia sin cariño y sin reproche tenía tras mi canto… Solo en mi ventana, cautivo, deseaba tener la libertad…
Pero la ventana ya no fue mi deleite, y entendí que ya no podría ser el objeto de riñas y amores.
Cerradita y tenebrosa mi dulce ventana. Y tras ella los horizontales y verticales sueños de mi jaulita de oro que ya no estaba.
Otras voces y otras risas ya habitaban la casa.
Entendí que mis dioses ya no eran cariño y gemido, no eran castigo y alivio…
pero mi amor fue incondicional… Tan incondicional, que ahora cierro mis ojitos
y arrulladito y pegadito a mi ventana espero que mis dioses me vengan a buscar.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty en memoria de Reina la periquita…la ultima compañera de papa y mama.
(Dedicado a todos lo que se fueron prematuramente dejándonos el recuerdo de su joven y bella imagen para la eternidad)
No hay nada que llegue más lejos, no es definitivo que se pueda sentir más lejos
Desliarse y medrar en las fronteras de lo terreno y sentar las bases de las cátedras de las almas blancas.
Cara a cara, juguetes y alimentos perecederos, desiertos y panes de centeno.
Húmedos los torrentes de las lagrimas recordando el paso del mar entre los parpados.
Siguieron las perlas torrente abajo hasta el corazón, luego despidieron murciélagos amigos, liebres inválidas y vigas de amianto.
Pero el nacimiento de lo que es, llama a la puerta una y otra vez , enciende de nuevo los televisores
e ilumina a los cetáceos con sonrisas conspicuas. Mantiene las maletas encerradas bajo montes de locura, atornilla el cielo a lo más tangible,
lo más enredado y solicito, destellos de magia verde,
o quizás amarilla…
para decantar por una vez el espejo liquido del que estamos hechos.
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Podría ser estrella de nueva generación, o bien destello de pompa de jabón, y al mirar las superficies y los hechos que destilan las vidas escogemos siempre los más variados y tornasolados colores para que nos reinventen las ganas de seguir adelante.
Un, dos, o tres segundos más tarde,
o quizás mil años después ya nada quedara del silencio, pero tal vez entonces nos llegue una fragancia que envenenara el aire dormido de los recuerdos.
Recuerdos del los luminosos días, de las niñas que jugaban, prendíendo anillos y perlas en los pechos anhelantes.
Satisfecha ya la memoria,
solo quedara por descoser los pliegues de las faldas y demás tejidos adolescentes, y así poder encontrar el vestigio de lo feliz y verdadero
El pájaro exponencial sobre la valla de la estación
Puerta de corazones,
puerto de corazones. Partidas lejanas del hambre.
Necesitábamos tener hambre.
El hambre estaba ahí inalcanzable, como el pájaro exponencial sobre la valla de la estación.
Miraba los guijarros que reposaban entre vías…
galaxias de piedras, al final, la piedra más lejana…
la galaxia del hambre.
Nos hicimos una nariz de papel y unas largas orejas de trapo…
visitamos todas las galaxias del hambre….
y no sentimos ganas de tener más hambre…
Un hueso de aceituna hambrienta de carne…
Bebiendo el aire gris de la estación,
tristeza de pájaros amarrados a las vallas… mirando la eternidad en los trenes de largo recorrido que no dejan su aliento en los apeaderos de este humilde rincón del alma hambrienta.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (Walking in the shoes of The Ghost on the Shelf...esperando el ultimo tren)
Un hogar disciplinado en donde alojar la locura, un hogar silencioso, destinado a ser una tumba, un hogar destruido, antes de ser habitado, un hogar lleno de muebles elaborados con lagrimas.
Un sentimiento perpetuo de hogar imposible, y un alma de almoneda triste y desangelada, caballo viejo y sin un jinete que sea más viejo aun, espíritu predador de las esteras humedecidas con la sangre del hogar.
Cartel deslucido de aquella película de la Loren,
y almanaque de mil novecientos ochenta y seis cubierto de polen, piscina sin huellas de hipoclorito, carne en el asador sin leña ni carbón balón y bicicletas sin aire que compensar la tristeza.
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Mañana me bañare en el rio, empeñare los viejos cuadros,
o mejor los envolveré en desierto.
Sabes que me encanta adoptar tus palabras. ¿Y de quien si no las iba a soñar, de Sofía Loren quizás?
Porque tus palabras ya llenan este nuevo hogar, cantan y se deslizan auto consentidas, son pájaros de belleza cámbrica, vírgenes y sensatas por una vez.
Son hogar, en donde guarecer la miel, las estrellas, las Lunas, los solsticios, y alguna destreza mal aprendida en los veranos de desidia... Serán tus palabras arte y ensayo de compresión dual.
Louis Armstrong canta la navidad, es también hogar. Las caracolas del ocaso son hijas de las islas solitarias, son las dueñas del ambiente del mar.
Camino del cielo, surgen islotes a mí alrededor, sonrío, demuestro lo buen tirador de flechas que soy cuando escribo panfletos mientras compro verduras y tubérculos.
Mientras, una mano esconde la venda de las heridas y la otra recibe las mejillas de tu aldea primigenia.
Hay un cartabón preparado en el jardín, diseñemos las líneas maestras de la naturaleza, también formaran parte del hogar los atardeceres en la pileta, los peces nos aplaudirán y más tarde recibirán la recompensa de tu amor...
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Había un hogar enfermo de tradición, soñaba con tus manos,
el antiguo hogar se mecía en la brisa del desencanto.
Pero ahora, el nuevo hogar encontró un hueco en tu regazo, en donde poder esconderse un rato.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking un the shoes of The Ghost on the Shelf, mientras visiona de nuevo Boccaccio 70)
Maureen O ‘Sullivan relata un cuento a las monas en las Selvas del Abandono
(fragmento de mi obra "Los Ciempiés Dorados)
(Relato que le escribí a mi esposa la primera que tuvimos que estar separados. En el que Luna es mi amada esposa, y Raiz de Maíz es su humilde servidor)
(A los posibles lectores bogotanos les sonaran ciertas palabras y algunos lugares)
Lloraban las palomas,
los envases de leche
y hasta las monedas de céntimo estaban tristes.
Ellas que siempre esperan desangeladas y olvidadas,
mordían el polvo por los hechos luctuosos que se sucedían en aquellos días sin color.
Maureen O ‘Sullivan había cumplido aquel verano 117 años, y después de darle muchas vueltas a su cabeza decidió que debía mudarse de apartamento regresar a su vieja casa…
Empleo exactamente una hora veinte minutos y doce segundos en empacar sus cuadros con Johnny para partir rauda y esperanzada hacia su antiguo hogar…
Encontró el lugar un tanto desaseado… las monas no se distinguen precisamente por su hacendosidad, pero después de haber conquistado Mozambique y Madagascar todo le era… un tanto indiferente.
El aroma de celuloide debía de impregnarle todavía el cabello mientras cantaba fados al anochecer y las monas se acercaban a recibir la esperanza de sus labios.
Mañana seria domingo de resurrección y la noche podría transmutarse en infinito por esa condición que tienen las vigilias en compañía de las monas.
-Desiré, sírveme una copa más de Moett Chandon si eres tan amable-
Levemente apoyo el licor en su paladar, las monas miraban el lejano incendio, una luciérnaga presto su brillantez al filo de las hojas, el fugaz recuerdo de Johnny envió una señal
y así empezó el cuento…
Teoría de la relatividad (reencuentro en Bogotá)
El verano acababa de terminar de asesinar los últimos girones de nube de la última tormenta, la playa fue entonces una desdicha de anhelo…
Un silencio atronaba en el despiderero entre los silencios rotos de millones de almas con maletas y bolsas de mano que pugnaban por mirar el techo esperando la señal luminosa para arremeter sin piedad contra el monologo que El Ser Abreviado
debería de practicar en aquel severo mes de Septiembre…
Raíz de Maíz lucia galas de fiesta aquel día tan especial… la jornada anterior llovió sin cesar, la ciudad estaba inundada de vehículos enfangados, un toque de hogar sudamericano envolvía los haces de luz al anochecer.
Raíz de Maíz imaginaba un desastre tras otro intentando calcular cuantas líneas aéreas podían hacer circular aviones en un mismo instante en los dos millones de metros cúbicos del cielo de El Dorado…
Tal ejercicio le dio mucha sed. Fatigado encamino sus cinéticas raíces hacia el mostrador de Juan Valdés… pidió mocachino y de postre corazones de rico hojaldre…
Y así le encontró la Luna Llena. Llena de fragancias estaba su cáliz hermoso e inmaculado, después de haber invadido las islas del lejano oriente
con paladares llenos de emoción.
La cenicienta cabecita le dolía.... flores y arboles le dedicaban sonrisas al pobre Raíz de Maíz, dejo su pobre vegetalidad en las escaleras de piedra que adornaban la fuente, y dejo que el salpiqueo del agua arremetiera contra sus hojas lánguidas de tristeza.
Al anochecer elevo sus ojitos, y ahí estaba ella, más bella que nunca, una emoción le sacudió de tal manera que sus ojos se inundaron con la humedad más extensa de la Tierra...
Caricias que se repiten, y el largo paseo por los bulevares que va desconectando la realidad bajo la pertinaz cortina
de la lluvia más insaciable del planeta…
La urbe sudamericana encierra el milagro del olvido, pero en los corazones más ardientes la llama no duerme, se recicla a cada paso entre los estertores de la inmanente sordidez del caos que revela muerte en cada esquina…
El eco de la música les llegaba entre el estruendo de busetas y microtaxis…
Aquella mágica noche de reencuentros con los fantasmas de los meses anteriores les deparaba la fenomenal ordalía de las voces de los doce arboles de la fachada norte de Iserra 100…
Un tango delicioso entonaba el mayor de ellos y acompañado del sentir enraizado de los demás demostraba al mundo la gentileza del sentimiento Silvano…
“Tango de la nieve que duerme en mis manos”
Ahora que el tiempo rueda ahora que el ánimo se asoma a las puertas del jardín de infancia, presumo constantemente de la ignorancia, porque, para que querer saber si tú no estás aquí Cebollita de la miel. Para que querer saber el horizonte, cuando mis manos cargan el frio y la desesperanza arranca gemidos del hielo de la nieve que se acuesta en mi dolor.
Cuando las flores castigan mis ojos con sus colores de alivio, cuando los fardos de la vida no son pesados porque vacía esta la llama, recuerda los pasos de nuestra danza, recuerda la saliva de nuestra esperanza, dale al éter un signo que desangre las estrellas… y sobre todo no olvides despertar la nieve que duerme en mis manos
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Y entonces ocurrió por primera y última vez, y la nieve cubrió la ciudad, y el prodigio estallo en cada esquina, en cada portal, en cada línea de cemento y asfalto… La blanca magnificencia dejo lleno de estupor a los cuervos, a los ciempiés dorados, a los cipreses y a los espejismos de la libertad…
Fue así como Raíz de Maíz y Luna deslizaron el velo para poder cumplir las profecías, se aferraron a las estelas de los copos nieve, estos condicionaron su color y su esencia al brillo de plata de Luna,
y al amarillo de oro de Raíz de Maíz…
Llovieron azul, y luego purpura… un encaje perfecto de locura y avidez de miel…
llovieron lágrimas y estas se convirtieron a su vez en los enigmas de sus futuros de recuerdos.
Quince días después de la primera masacre… Raíz de Maíz jugaba con piedras, desordenaba y ordenaba guijarros y pedazos de ladrillo… el abandono del solar era tan enorme como la cavidad derecha de su aurícula sangrante…
Las vecinas peinaban muñecas nacidas antes de mil novecientos cincuenta y siete, el desconchado oxidado de pintura del poste de hierro burdo y barato recitaba a Dylan Thomas.
"Y la muerte no tendrá dominio. Los hombres desnudos han de ser uno solo con el hombre en el viento y la luna poniente; cuando sus huesos queden limpios y los limpios huesos se dispersen, ellos tendrán estrellas en el codo y en el pie; aunque se vuelvan locos serán cuerdos, aunque se hundan en el mar de nuevo surgirán, aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor; y la muerte no tendrá dominio" De Dylan Thomas
Raíz de Maíz dialogaba con el desconchado, le preguntaba por las heridas más antiguas, por la manchita más oscura de oxido que le roía y envalentonaba su decisión de perder el dominio sobre la muerte… (los metales se ríen furiosos de los desesperados esfuerzos de los primates por superar la doblez de la piel)…
Los metales tienen una vida digerida por el aire… pero el aire le da alas a Luna y rescata mazorcas que deambulan entre muñecas sin ojos y postes ancestrales sin pintura que los ennoblezca.
Final del cuento.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Sinda Mabué)
Qué extraña sensación, el alma se me desprende, se alza sobre los campos, alcanza la luna.
Se queda a dormir en ella, por la mañana desayuna meteoritos con café y tostadas amarradas.
Es la hora de volver, a viajar otra vez, de regreso a casa, a la triste carcasa, para obtener el registro que nos dará el pase para el próximo vuelo, quizás, el definitivo.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of The Ghost on the Shelf)
(¡¡¡Corre Joe, corre!!!) (Si te han de morder, que al menos sea con cariño)
Al fin me gradué... Y la verdad me costó lágrimas y sudor,
y sí, también sangre,
mucha sangre.
Desde mi más tierna infancia
mis sangrías eran el pan de a diario. Fue el precio que tuve que pagar. Pero no me arrepiento.
A cambio recibí una posición social en la que nada me fue vedado,
y también amor,
mucho amor y dedicación...
Que son unos litrillos de sangre a cambio de tantísima bondad y dedicación?...
Acaso ustedes que tan alegremente juzgan a mi progenitor,
tildándolo de monstruo infernal,
y a mí, de esclavo de su necesidad...
acaso ustedes, no son también esclavos de sus amos ¿y que reciben a cambio?...
yo sé los diré...NADA!!!.
Mañana es el día del Padre,
de mi papá putativo,
y a mi papá le he escrito estas letras que ahora quiero compartir con ustedes...
AQUEL DÍA EN EL CENTRO COMERCIAL
A mi querido papá Bela: Aunque era casi un bebé,
aún recuerdo como me buscabas entre la gente que aquel anochecer llenaba el "Espai Gironés". Era enternecedor verte tan atildado,
con tu impecable traje negro
y tu preciosa capa de forro rojizo,
deambular empujando el carrito de la compra,
entre los lineales de artículos para niños y bebés.
Se que desde que posaste tu mirada en mí,
toda tu paternidad afloró por fin.
Un ímpetu de amor paterno filial se desbordaba por los poros de tu piel. Recuerdo como mis protectores querían defenderme de tí,
¡¡Que horror!!!, si hubieran sabido lo buen papi que has sido y eres para mí. Mientras Fénix te entretenía con no se qué juego estúpido a base de cruces,
Mister T me gritaba "corre Joe, corre". Hannibal y el Loco Murdok, preparaban una trampa para ti.
Estúpidos, no hay trampa que pueda parar tu determinación.
En el momento culminante de tu búsqueda, tuviste al Equipo A a tu merced.
Pero cuando todos pensaban lo peor,
llenaste de armonía sus corazones....nada de sangre y vísceras.
Nada de sortilegios y conversiones en bichos infernales....
solo paz y negociación...
Desde aquella noche pase a llamarme Joe Lugosi...tu Joe querido. Desde aquella noche te alimento con todo mi corazón...y sí, un poco de sangre. Desde aquella noche preciosa, soy tu queridísimo Joe.
A mi papá, con cariño y dedicación en el día...(bueno en este caso, la noche) del padre.
Mi papá Bela Lugosi De profesión vampiro.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Joe Lugosi)
“Mi ángel de la guarda se fue de vacaciones con Dios Y cuando vuelva, me iré yo sin él” ************
El jaezado el corcel corre,
espuma en la boca
Animoso cabalgar,
con enojado espíritu de fuego
Cruza colinas,
entre montones de nieve sucia
Entre el ocaso y el anochecer
¡escucha!
El cielo se desprende de su costra Y aparece bastón en mano, con sonrisa divina... (Claro está) Y llamándole le silba una canción de potrillos descarados
Y Dice Dios:
“Vamos a la ultima gruta que necesite escucharemos el cercenar de la sal de los murciélagos,
visitaremos el lobo y la nutria,
escogeremos el mejor arrullo.
luego podremos descansar entre la desnuda pereza del valle otoñal"
Apurándose el corcel,
vuela entre el carbón de los ángeles caídos. Sus llagas se curan con poemas santificados.
Y ahora habrá que decidir si la vuelta es demasiado pronto, o quizás Dios se olvide de vivir entre asientos dorados.
Las aventuras son para excursionistas despistados, para dioses alicaídos,
y corceles en paro .
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Carol Lumieré)