Desde que volví de R'lyeh, me siento tan extraño...
He tenido que mirarme en el espejo una y otra vez.
Siento que el pulgar derecho se instaló en mi oreja izquierda. Siento que mi ojo derecho se fue a vivir a mis fosas nasales. Siento la anfractuosidad de mi alma desequilibrando mi vida...
y al mismo tiempo que me tiembla el pulso,
cuando me detengo a escucharlo,
no lo siento...como tampoco siento mis manos, mis pies...
toda mi piel pérdida para siempre en una semilla de anfractuosidad...
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Perfil Escote)
Una nueva línea que busca desesperadamente otra línea.
Hoy quiero ser línea circular Determinar mi círculo y llenarlo con otras líneas que me sirvan de radios.
Cada radio nuevo, un nuevo poema...
Me convertiré en otra nueva rueda,
y la uniré a mi antigua rueda...
¡¡Eureka!! Me convertí en bicicleta.
Ahora viajaré por todas las líneas de este planeta en equilibrio perfecto. Leeré todas las nuevas líneas de esta gran carretera de poemas por la que viaja mi bicicleta...
Y me detendré en alguna línea
aunque ésta sea paralela
a enviarle en diagonal algún poema.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty
(texto registrado)
jueves, 31 de diciembre de 2020
Aquí con mis coleguillas el The Hand ( el que me escribe y me da las birras, y el The Body (el que me lleva a los bares) un poquitillo antes de los wiskis y los cavas,
Bueno, pues eso, que os deseamos una feliz Noche Vieja, y un felicísimo ¡¡¡¡¡Año Nuevo!!!!
Estaba frío, y mi piel resfriada y ajena, resecada y rodeada de cadáveres putrefactos.
Mi color yace ante mí. Mi interior muere ante mí.
Mi negligencia y mi auto indulgencia muere ante mí.
Cómo mis hermanas amadas y desconocidas, muertas como cada año que sigo aquí, sin saber sus nombres, envidiando su rapidez, su mediocridad de vida.
Amarrada a este árbol que no es mi hogar. Ni mi cielo...pero quizás mi infierno
Ahora el viento agita este peral que forma el hogar de la naranja más solitaria que jamás haya existido. Ahora el viento agita mi alma agrietada
Ahora sólo espero ser cómo mis hermanas. Determinar mi ciclo. Ser vida de nuevo. Ácida de nuevo. Dulce de nuevo. Y poder ser autista en mi melancolía por una vez y para siempre.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of The Ghost on the Shelf)
¿Han visto ustedes un lindo gatito? ¡¡¡¡DIABLOS!!!! ¡¡si, si, si, es un lindo gatito!!
Piolín ve siempre lindos gatitos, y si no los ve los sueña.
Yo intento ver siempre cosas lindas sean gatitos o perritos en mi parte oscura.
Un lado oscuro en el que existe un puerto habitado por navíos que invariablemente parten en busca de la brillantez. Una brillantez que siempre ha existido, y que pocas veces me ha deslumbrado.
¡¡¡¡Ostras!!!! Ya está otra vez el Cupido con sus dardos de brillantez.
Ahora soy un triste Piolín buscando su lindo gatito,
donde se encuentra mi lindo minino,
cuando se acerca San Valentín
y la brillantez se muestra y me muestra una soledad llena de soliloquios
con la parte oscura que habita mi corazón.
Donde se esconden todos los lindos gatitos de este planeta
creado por dioses indiferentes al continuo lamento,
mi continuo SOS.
Me viene una opresión en el pecho cuando se acerca San Valentín...
pero siempre es la misma afección...
un deseo,
una súplica para que termine este largo dolor lleno de la ausencia de la brillantez por la que tanto suspiro y anhelo...
¿Dónde esta mi lindo gatito? Dios mío!!! que triste desempeño el de este Cupido.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty
(texto registrado)
Feliz año 2021
¡¡Nenes, Nenes!!
Que quieres que te diga oye
De nuevo otro año que termina, pero vaya año de mierda porquería.
Yo aquí ,esperando como siempre con The Body y con The Hand,
borracho perdido, y medio confinao, esperando noticias de la Margarita como siempre.
Pero así es la vida.
Esperemos que este año que llega sea mas positivo...
y menos vírico ¡¡por dios!!
Si miráis este video, no me hagáis caso con eso de los cuñaos.
cada uno en su casita...y el año que viene será mejor
ya lo veréis
Aquí os dejo los videos de mis felicitaciones pasadas, cuando no había Covid, y todos los
Grullas en el aire ríen con el viento, perezosas en su elasticidad
como imanes de todo lo que tiene gracia mirando como este pequeño planeta baila indulgente.
Mira como se desarrolla el universo a tus pies, cabalgando en las nubes te estoy imaginando, con tus manos alzadas para sentir mejor el viento, y tus ojos bien abiertos, y los labios sonriendo
Para que no te quede rincón por visitar te llevaste los mejores planos, y una condición sin igual de mujer exploradora, mujer indómita para ejercer tus libertades.
No te espero despierto, prefiero el sueño, y al despertar te observare en mi café entre terrones de azúcar me abrevio entre transparentes planetas me alivio.
Y cuando vuelvas encontraras tus muebles idóneos, tus vajillas lustradas, y tus suelos encerados.
Reconóceme y siénteme,
hazme el amor, ese amor que aprendes en tu vuelo
Y si tienes que volver a marchar,
ve con la moral alta, que tu lugar yo lo cuidare, que tu lugar es mi lugar, un descanso prolongado donde soñarte.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Mon Gessami)
En donde la estulticia de los adultos olvida su infancia.
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Le daban un sentido de tonos de otoño, solían sumergirse sin cautiverios en la frondas más esponjosas, donde la naranjas nunca verían el sol, donde los ciervos hacían el hogar de la Luna.
Solían hacerse el muerto en los prados solo para captar la microscópica esencia de ver crecer la hierba, tan ajenos a la huella de los gigantes como solo están los ciempiés dorados.
Dirigían las miradas a los senderos de flores, normalizaban los refranes, sentaban la cátedra en el suelo para que sus extremidades doradas no sufrieran de desconciertos.
Las huellas se sucedían despacio primero 10 luego 40 y así hasta 100, los mirtilos se desmayaban a su paso, tan exasperados estaban de su colgadura mística.
Las frases de amor ya no se suspendían de los labios, se esponjaban en cada mirada, solo los ciempiés dorados entendieron la vocalización de las saxífragas cuando comentaban los orígenes del amor…su amor…su hermoso amor…
Los dorados ciempiés miraron por última vez los jardines de sus sueños, y fueron felices con el aletear de sus risas, allí donde el norte surco su desfallecimiento.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Sinda Mabué)
Nuestros pies descansan semienterrados entre arenas de plomo, nuestras manos deberían llevarnos al lugar que solo ellas conocen.
Su lugar es de paramos helados, canciones tristes, lugares con ortodoncias abandonadas, tan desoladas como la última simiente de polvo que atravesara el último rayo de la luz del sol antes de que nuestro anhelo se convierta en fantasma, y conviva entonces con la estupidez que la vida nos susurra.
Nuestra delgada línea de carne debería ser aperitivo de por lo menos la avanzadilla del escuadrón de la muerte, pero no alimenta nada…
El vacío se habito hace tanto que las estrellas pertenecen a nuestra indelebilidad.
Somos ahora el ser invisible, pero también somos el rey de la paja, que se enrabieta con el trigo escatimado, y ahora… nos desgajamos entre girones de viento.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Sinda Mabué)
Vivíamos en una maceta, o quizás, tal vez eso, solo fuera una posibilidad,. Como la triste posibilidad cuántica de existir solo en la bolsa de los vómitos
El verano terminaba de emborrachar los desiertos de nuestras manos con el más inapetente de los amarillos jamás soñados.
Solo una estrella lejana era nuestra habitual dialoguista pero a ella solo le interesaba, claro esta, la última tendencia de la moda de las estrellas del diseño.
Y ahora nos quedamos embelesados mirando nuestra puerta… observamos cómo se dobla y estira… cuando el gato que vigila detrás, se relame con la ilusión de un bocado fugaz… y nuestra puerta se cierra a todo lo felino e ideológicamente perfecto.
Soñamos con tener la ciencia necesaria para desdramatizar la ingenua peluca que adorna nuestra inutilidad, pero los aguardientes de la nueva generación migraron hace tiempo…
Hay una oda a algún imbécil olvidado, escrita sobre el cuero que adorna nuestra cama…
Jugando con las palabras que ensalzan la enormidad de la estulticia, recreamos algún versículo de la biblia
Han pasado diez y nueve horas… la puerta no ha vuelto a abrirse, y en la televisión Godzilla aterroriza a una familia tan amarilla como nuestras manos…” ¡¡¡Marge, no quedan más cervezas!!!” grita Homero Simpson y en nuestras manos se asienta el invernadero de los sueños.
¿Dónde están nuestros sueños? los necesitábamos ayer… la mirada de los felinos que imaginamos recorre nuestras manos,
y el futuro y el pasado juegan al ajedrez cuántico.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Sinda Mabué)
Los cristales están borrados con lágrimas, las calles son destilación de nubes, sube la patata al éter de Dios, el domingo descansa de mí…tu vida, mi vida.
El corazón está destinado a volar, la niña mira el éter sufriendo la migraña… El partido de futbol está por acabar , y yo entiendo por fin el mensaje de mi patata voladora.
Veinte años después, sobrevuelo las cumbres, viñedos de sangre remiendan las paredes de mi habitación… Y las raíces juegan con los niños de la carne. Invoco a la tierra...
La patata es alma de junco miserable.
Duerme patata,
muéstrale al corazón tu migración. Duerme patata feliz,
que las nubes están hechas de jabón.
Patata deslizada de mi almohada,
detrás de las cortinas te espiare, seguiré tu vuelo mas allá…
Contigo acabare el paisaje.
Contigo y sin la savia que me pueda destruir…mi patata divina. Diseña montes y escenarios para mí, dibuja el éter un poquito mas para mí… descúbreme el niño que fui una vez más…y déjame volar
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Mon Gessami...volando de nuevo)
DIÁLOGOS
SIN TRASCENDENCIA EN UNA TARDE DE VERANO…
Un
poco mas abajo a la derecha un grupo de “skin heads” prende fuego
al resto de su escasa inteligencia
Son las 16.00 de la tarde de un
caluroso y pegajoso día de Agosto. Los cuervos revolotean el montón
de basura que día a día crece y crece en las esquinas del barrio.
En la emisora local suena
Malena…”Malena tiene pena de bandoneón”
(canción)
Aparece en escena una espora de tricius andoledoide. Vuela en el calor de la tarde acompasando
su leve desfilar por la ensoñación estival con la estructura de
tango de la onda hertziana.
La ruina lleva veintidós años
arrullándose en la falda de la colina en espera del secreto que la
convierta en algo más decoroso, o una oportunidad de morir con
dignidad, quizás.
Y entre tanta ruina la ultima viga
enferma de aluminosis orea la escasa brisa de la tarde que se resigna
a ser material de estío.
-¡Alehop! Dijo
Tricius Andoledoide, dando un doble salto mortal hacia atrás y
dejándose reposar en el ángulo que formaba la viga con el suelo
repleto de oscuridad y abandono.
-¡Huyy! Exclamo
Concreto de Aluminio, sobresaltada.
Las ventanas del barrio comienzan
a bostezar una nueva canción…”Canción infantil” de Serrat….”y
bueno pues un día mas que se va colando de contrabando”
Y dice Tricius:
Sabes, me contaron una historia
¿te apetece oírla?
Y dice Concreto ¿y que mas podría
hacer?
-Tricius, voy pa lla
Un lugar al que aferrarse
El hombre que cada
tarde espera el ocaso cerca de la ventana del pequeño puesto de
limonada casera.
Ella llego antes de la hora concertada
dispuesta a esperar los quince
minutos restantes apurando el último cigarrillo.
Pero Lola mirándola angustiada
le pide ayuda,
pues la barra está a rebosar.
Ella dibuja en sus labios el
fastidio y la desidia sirviéndole mas limonada al cliente extraño.
El hombre de la ventana la
reconoce al instante,
pero sus labios han perdido la tímida sonrisa,
y su pelo liso ya no peina su frente, su mirada se ha vuelto gris,
deslucida.
Ella nota su mirada,
y es entonces cuando al mirarle
cree reconocerle.
Por un instante fugaz el gris de
sus ojos cobra vida,
y el brillo azul de su niñez
vuelve a colorear su alma.
La mejor amiga de ella siempre
esta lavando ropa en el exprés de la esquina.
El hombre llego la semana anterior
al barrio,
y hoy toca lavado de ropa general,
pero la maquina es obcecadamente
inteligente
y escupe sus monedas,
como si supiera que él todavía
no pertenece a aquel lugar.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of The Ghost in the Shelf)