Los cristales están borrados con lágrimas, las calles son destilación de nubes, sube la patata al éter de Dios, el domingo descansa de mí…tu vida, mi vida.
El corazón está destinado a volar, la niña mira el éter sufriendo la migraña… El partido de futbol está por acabar , y yo entiendo por fin el mensaje de mi patata voladora.
Veinte años después, sobrevuelo las cumbres, viñedos de sangre remiendan las paredes de mi habitación… Y las raíces juegan con los niños de la carne. Invoco a la tierra...
La patata es alma de junco miserable.
Duerme patata,
muéstrale al corazón tu migración. Duerme patata feliz,
que las nubes están hechas de jabón.
Patata deslizada de mi almohada,
detrás de las cortinas te espiare, seguiré tu vuelo mas allá…
Contigo acabare el paisaje.
Contigo y sin la savia que me pueda destruir…mi patata divina. Diseña montes y escenarios para mí, dibuja el éter un poquito mas para mí… descúbreme el niño que fui una vez más…y déjame volar
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Mon Gessami...volando de nuevo)
DIÁLOGOS
SIN TRASCENDENCIA EN UNA TARDE DE VERANO…
Un
poco mas abajo a la derecha un grupo de “skin heads” prende fuego
al resto de su escasa inteligencia
Son las 16.00 de la tarde de un
caluroso y pegajoso día de Agosto. Los cuervos revolotean el montón
de basura que día a día crece y crece en las esquinas del barrio.
En la emisora local suena
Malena…”Malena tiene pena de bandoneón”
(canción)
Aparece en escena una espora de tricius andoledoide. Vuela en el calor de la tarde acompasando
su leve desfilar por la ensoñación estival con la estructura de
tango de la onda hertziana.
La ruina lleva veintidós años
arrullándose en la falda de la colina en espera del secreto que la
convierta en algo más decoroso, o una oportunidad de morir con
dignidad, quizás.
Y entre tanta ruina la ultima viga
enferma de aluminosis orea la escasa brisa de la tarde que se resigna
a ser material de estío.
-¡Alehop! Dijo
Tricius Andoledoide, dando un doble salto mortal hacia atrás y
dejándose reposar en el ángulo que formaba la viga con el suelo
repleto de oscuridad y abandono.
-¡Huyy! Exclamo
Concreto de Aluminio, sobresaltada.
Las ventanas del barrio comienzan
a bostezar una nueva canción…”Canción infantil” de Serrat….”y
bueno pues un día mas que se va colando de contrabando”
Y dice Tricius:
Sabes, me contaron una historia
¿te apetece oírla?
Y dice Concreto ¿y que mas podría
hacer?
-Tricius, voy pa lla
Un lugar al que aferrarse
El hombre que cada
tarde espera el ocaso cerca de la ventana del pequeño puesto de
limonada casera.
Ella llego antes de la hora concertada
dispuesta a esperar los quince
minutos restantes apurando el último cigarrillo.
Pero Lola mirándola angustiada
le pide ayuda,
pues la barra está a rebosar.
Ella dibuja en sus labios el
fastidio y la desidia sirviéndole mas limonada al cliente extraño.
El hombre de la ventana la
reconoce al instante,
pero sus labios han perdido la tímida sonrisa,
y su pelo liso ya no peina su frente, su mirada se ha vuelto gris,
deslucida.
Ella nota su mirada,
y es entonces cuando al mirarle
cree reconocerle.
Por un instante fugaz el gris de
sus ojos cobra vida,
y el brillo azul de su niñez
vuelve a colorear su alma.
La mejor amiga de ella siempre
esta lavando ropa en el exprés de la esquina.
El hombre llego la semana anterior
al barrio,
y hoy toca lavado de ropa general,
pero la maquina es obcecadamente
inteligente
y escupe sus monedas,
como si supiera que él todavía
no pertenece a aquel lugar.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of The Ghost in the Shelf)
(Fragmento de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)
No existía la más mínima posibilidad de que Rotten Meat, Tricius, o cualquiera de los amigos del descampado fueran protagonistas aquella noche especial de luces y caminatas por los vericuetos ajetreados de la Navidad.
Salimos del desfiladero con el ánimo de desenterrar las maravillas ocultas tras meses de férreo autocontrol. Por el camino que nos llevaba hacia el continuum espacio delimitado por nuestra propia insolvencia, nos cruzamos con Carol. Constantemente miraba hacia atrás como si temiera que la siguieran, al vernos se detuvo, y con una amplia sonrisa de alivio nos conto que aquella tarde al levantarse de la siesta había notado que su pierna derecha era 11,2 centímetros mas larga que su izquierda. Dijo haber soñado que habitantes de otro galaxia con forma de plumas humanoides habían le zarandeado y estirado su extremidad hasta dejarla más larga y delgada, como si se tratara de goma de mascar.
Tan desgarradora experiencia alivio el tedio de aquella noche, nos sumergió en un mundo de tentáculos en donde los calamares eran reyes y las anemonas rendían pleitesía al movimiento de los sentidos acuáticos.
Carol respiraba profundamente…las estrellas descendidas por una vez se acoplaban al rápido parpadear de sus ojos, dejando ver destellos del animal desencantado en el que se había convertido. Con la puesta de los prodigios estelares comenzó el prodigio solar, el infierno de amor olvidado empezó a encarnarse en su miembro dilatado, ojos de ardido frenesí, células enloquecidas, vehemencia en los cabellos pugnado por desobedecer la alopecia. Hacia el final del mediodía, la masacre se había extendido desde el Indico al Antártico, desde el anillo mas exterior de Saturno hasta Sant Joan de Moró.
Hacia la luz
No hay camino oscuro que no haya recorrido, no hay silencios sin escuchar o lamentos sin atender.
Soles encendidos y cometas me escogen para la danza majestuosa.
Y en el recelo que me tengo escudriño los rincones mas escondidos para poder encontrar el trayecto hacia la luz.
Después de acompañar a las hijas de las mandrágoras al colegio, nos dirigimos hacia el desierto. Una sirena varada nos pidió la lleváramos a su casa, solo le pudimos responder con un océano de lagrimas. Con nuestra imaginación le dibujamos un mundo de mares y lagos, peo solo le sirvió de mortaja entre las dunas acariciadas por el sol. Al anochecer habíamos alcanzado la cima de la colina. Golondrinas, estorninos y vencejos se dejaron caer entre la hierba, aquella noche renunciaron a volar. Había una lumbre acariciando la noche, entre los arbusto divisamos el lago, corrimos a su encuentro y quisimos navegar sobre la estela de luz de la luna. Grandes animales amarillos nos devoraban los silencios. Así nos encontró ella cuando llego el alba.
Esquizofrenia desnudada por la luz lunar
Decidimos saludar al cielo, “Hola celestidad original” Déjanos caer una preciosa escala de nácar, luna de miel. Una travesía en el espacio, en donde subamos los dos y solo a ti llegue uno solo…mi luz que tanto necesito.
Que mi compañía me arde, esa oscuridad atrapada entre mis manos habré de dejarla fluir en el mar de los sargazos.
Limpio y decididamente amnésico oteare el aire en busca de tus ancestros, les contare secretos de la guerra…les traeré la paz para que te la susurren al oído.
Que nadie más encuentre la senda, ni mi compañero ni mi conocimiento han de saber de tu guarida mi Luna.
Te diré que el mar es una balsa de leche, que las ballenas huelen a lavanda cuando se detienen a mirar tu rostro tan sereno, y lloran y gimen por no poder acariciarte.
Te contare que he dibujado tu luz en cada molécula del agua del mar para iluminar los fondos de estrellas marinas.
Cuando deje la montaña, dejare al ser que me habita y devora, dejare el cielo salado, el dolor de mi costado, dejare una flor amarga, dejare el vino a un lado…solo ante tu altar por primera vez mi Luna bella…para acostarme a tu lado, tan solo como he de ser, para ser tuyo para siempre.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Sinda Mabué)
Llévame al hogar donde la lluvia empapa las paredes de hielo.
Derrámate en mi corazón como la lluvia inunda mi cólera y pueda despertarme en esta cama habitada por tantos fantasmas húmedo de tus besos y caricias .
Llévame de vuelta al mundo jazmín. Sírvete de mi en toda mi plenitud. Llena mis arterias con tus espejismos. Seduce el camino de vuelta en cada recodo.
Cada piedra que encuentro la envuelvo en papel de felicitaciones. La entrego en Correos a direcciones que solo tu sabes para recibirlas cuando menos lo espere.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Mon Gessami)
Una canción para derretir…fundirse, luz y amistad.
Empieza la noche y mojo el rosario, me resisto a pensar.
Yo quería creer en tantas cosas, y al final la verdad no se movía de mi lado, siempre estuvo allí…
Creía en los pardos arboles de engalanada majestuosidad, pero ellos no me hablaban ya… Creía en las piedras, antojos de un ser superior pero su autoridad era incierta…increíble.
Desnudaba mis manos cada atardecer para creer, descalzaba los pies y los enfangaba con mentiras atroces, nada era mas cierto que las mentiras que me contaban desde el pozo de los sueños
Solo el amor se desprende de los halitos y fulgores, solo el amor es verdad inmaculada…
Desde Creta y Mykonos lloran las palmeras mediterráneas, Estibaliz recita poemas en las ciénagas lacustres, y los mirmidones escuchan escanciando verdades, los pies sucios y los ojos detonantes de amor.
Amarillea la sabana entre girones de arboles deslucidos por las tropelías del leopardo…las ginetas cantan verdades que jamás creeríamos…salve a la ventana que se pinta así misma primoroso tesoro de flores verdaderas y antiguas .
Soy renuente a colgar de mi hombro nada que no sea tu verdad, esposa de amor…feliz sentido de domingo. Pero salir a pasear sin tu alivio me produce ardor en las piernas.
Todo nace para mentirme…hierbas y ruedas, pececillos de arroyo cantando miserias de “Telecinco”.
Sanidad prendida del coro de un telediario cualquiera, y en cualquier lamento desnudo de vida, guerras que me ultrajan tu verdad.
¿Querrás contarme un verso para poder creer en algo?
Solíamos recorrer la jungla en una bicicleta con alforjas repletas de ideas extravagantes,
solíamos pararnos a escribir notas en el envés de las hojas…
Al iniciar el ultimo curso ya habíamos aprendido todo lo necesario, nos dedicábamos a escanciar nuestro conocimiento sobre las cascadas del rio azul.
Los perritos se llamaban unos a otros, tan delicadamente felices…
Bien, o bueno, todo podría ser, la oscuridad se hacía severa a las doce del mediodía… Las mandíbulas nos hacían reír de tanto llorar, un infierno de credibilidad y todo para nada.
Quizás la última guerra duro demasiado poco, la sangre no vertida provoca acidez, pero los perrillos no saben nada de esto, tu figura tampoco, pero tu rostro entiende la oscuridad y la transforma en el país que habito tan lleno de tu luz…
A la espera de esta oscuridad llena de luz, aparcaremos la osamenta bajo la farola ideal…
La brillantez seduce en la soledad.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (Walking in the shoes of Sinda Mabué)
Aunque vivamos entre espinos de rosas y la alborada nos encuentra siempre sedientos, no se perderá el amor que camina entre ristras de muertos.
Aunque vivamos sabios entre estúpidos y los fragmentos de la última vida nos desbroce las manos y den cabida a nuevas heridas, no ha de perderse el amor que tan fiero reside entre nuestros dientes.
El cesto del pan es la última residencia de suspiros. En el se refugian las manos intentando formar rostros con migas y cortezas.
Sonrisas que sientan valores… Bellezas que duermen entre imanes de nevera. Saliva que explota dulce al encuentro de su manjar predilecto.
Y entre los pimientos reposan tomates y zanahorias… Puerros y manzanas que desvelan el territorio suspendido en la tristeza, maquillaje de hechizos descansando en tareas lejanas.
Damos vueltas al jardín. Descendemos de los arboles cabeza abajo… Nos infiltramos en las tierras con los topos y las piedras… Sentimos la muerte de la lluvia, nacemos de nuevo dos veces al día.
Doblamos coladas y alimentamos eufemismos. Pero que más da como nos enseñamos a vivir….
El trigo desciende por los caminos del rio. Y verde es el roció de esta alegoría.
Y rojo y negro, absolutamente inmóvil
Frio de destierro….
Los huesos defienden el amor en su coraza de muerte.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Ghost in the Shelf)
Se sentaba en el suelo con las piernas cruzadas. Solía mirar a las hormigas ir y venir.
Las fotografías no mentían, era así… Con remolinos y heridas en el pecho.
A tan tierna edad, las hormigas le hacían la cama. Le preparaban el aceite y el pan.
Cuando por última vez miro al cielo Las hormigas le hacían masajes en el plexo solar.
Con las piernas cruzadas, el vaso lleno de agua… con la jalea de coco y el bocadillo de atún.
El sol a las 11 de las mañanas sin escuela… Las piernas cruzadas y las hormigas enajenadas de tanto laborar.
Volveremos a mirar al cielo, cuando ya no queden ríos que vadear. Ni siglos estériles que fertilizar… Cuando no queden monos en la costa… Y solo tengamos el trajín de un millón de hormigas…
Trabajaremos de hondonada. Cerrando heridas (los combates ya no hacen prisioneros) Con los brazos articulados por doce lugares, desde el codo hasta el muñón de nuestras alas
No volveremos a sentarnos en el aire con las piernas cruzadas. Las plumas mojadas…el hielo sucio, y los abanicos negados al calor.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Petunia Peres)
Esta noche puede ser la última, puede ser la primera. La lámpara de aceite consume los últimos segundos. Todo está por suceder…los ríos mueren ahítos de vida.
Los minutos se clavan y perforan las cortezas de los árboles. Cimbrean los instantes últimos, colgados de las ramas. Los gusanos observan extasiados el festín de tiempo.
El aire se vuelve tangible, codicia de sustancia. Invulnerabilidad de la carne fatigada. Merodean las aves negligentes en su derecho de primer bocado.
Todo está por suceder…miel en los labios ausentes. El frio es tan lejano como el espíritu vacacional. Las uñas de los pies son testigos mudas del desvanecimiento del verano.
Todo está por suceder…
Oímos los pasos de alguien que solloza, ¡Y es un sonido tan triste!...
Deberíamos tener más amigos, y compensarles por las lágrimas que nunca han visto.
Deberíamos recoger en nuestra boca todas las palabras, y devolverlas relucientes como armaduras de primera generación.
Las lanzaríamos en desorden para que jugaran entre los árboles. Todas prendidas entre los segundos del tiempo que se resiste a marchar.
Todo está por suceder… Démosle salida al tiempo… para que pueda ser
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (Walking in the shoes of The Ghost of the Shelf)
Una partida de ajedrez querida niña, cuando aprendimos a conocernos en las inocencias mas desatadas.
Recuerdo tu sonrisa de niña todavía. Tu tristeza cuando marchaba, y te quedabas tan angelical con tu reina intacta y yo me sentía tan deshecho por dentro con mi rey en deceso que me dolía cada paso que daba al abandonar el tablero de nuestro juego
Cuando la tarde moría, tu luz la llevaba encendida en mi rostro de alfil perfecto
Y en aquel lugar donde te encontrabas, tan desangelado, tenías en tu regazo, todos los cuadros blancos y negros, que yo intentaba retener en mi memoria deshecha por tanta pena
Tantas cosas que te llevaste al rincón de nuestro ajedrez.
Y ahora que las lágrimas me dejaron tan deshecho y anegado te quiero recordar con todas tus piezas intactas, siempre blancas e inmaculadas
¡¡Jaque mate!! Tantas veces gane perdiendo. y ahora que aun sigo desfalleciendo en este tablero deshecho, solo descubro algún reflejo de ultimo peón de tu táctica y estrategia,
y pienso en lo que tanto gane y luego perdí
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of The Ghost of the Shelf)
(fragmento de mi obra Archipiélago del Miércoles Aéreo)
Prologo:
Hombres, no hay mejor compañera de vida que una mujer verdaderamente libre.
Mujeres que de una vez y para siempre pasen de ser objetos deseados, a ser... mujeres deseantes.
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Desde que Tristán se fue…Isolda teje el frio en la vereda de Tintagel. Desde que Lanzarote marchó... Guiennevere calma el estío con sus lágrimas de invierno
E Isolda se aleja del dolor. E Isolda se funde en las olas bajo el amor y el coral.
Guiennevere en el jardín… Regando azucenas, el frio se hace el destilado perfecto. El frio de Isolda, amanecida Isolda, sin heridas de cuchillas.
El “mabinogi” habla de la osa polar, de acercarse hasta el jardín de las hojas muertas de Tintagel, donde el frio de Isolda se hace región de la vida.
Las cuatro esquinas de la montaña blanca se hacen nostalgias, de vida y de visión inmaculada. El rey Marke muere de celos al acercarse a Isolda…de amor y de dicha…y de frio intemporal.
Guiennevere, escribe cartas que nadie recibirá. Guiennevere es tácita con la vida que arroja su sombrío destino. Guiennevere, se desliza en los sueños de Isolda y la hace cómplice de consuelo. Guiennevere es el espejo de Isolda cuando llega el amor en invierno...cuando todos los Tristán y Lanzarotes de la vida de la mujer parecen vivir en la nube de sus sueños.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Jesús Gonzálvez Galán…en el borde del acantilado de los hombres que no aman de verdad a las mujeres)
Que gran idea tuve hace unos segundos después de darle vueltas y mas vueltas a la manecilla de este aturdido reloj sentimental que ahora cuelga de mi yo interno.
Los viejos camaradas espían cualquier decisión, esperan escondidos detrás de algunos cuadros comprados en el bazar chino, esperan el disparo como si fuera la señal de partida.
Cuando el estampido del ultimo tren resuena en mi caverna, cantaran las horas desnudándose en minutos y segundos. Los viejos muchachos recelaran de mi ultimo segundo, y terminaran su café justo antes del anochecer.
Lastima de viento alquitranado, no me reserva ninguna sorpresa tal opacidad. Dentro de algunos segundos espero poder terminar la docena de christmas que he de entregar a mis viejos muchachos.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty (walking in the shoes of Chtulhu)