Prólogo:
Cleveland Donahue come una arepa…un poco más abajo a la derecha, el hombre más guapo del mundo aprende a bailar tangos, las marsopas aplauden y el viento del este bendice la escena
***************
Hay una naranja estelar que se exprime constantemente.
Los rizos de la invitada de los osos son la avena más extravagante.
Cleveland Donahue come su arepa…
y un poco más abajo a la derecha se escucha al bandoneón recitar tangos.
En el bosque de los cien acres Christopher Robín se desconcierta ante su barba crecida.
Mama Crisálida teje un lunar para el hombre más guapo del mundo.
Son poderosas las razones de las marsopas, se traen el manjar a la costa… y así es como descubren el vals y la milonga.
Y así será como los pasos de baile del hombre más guapo del mundo, que no sabe bailar, seran cosquillas en la nuez de Ildegarda.
Ante semejante espectáculo, ¿que puede hacer Cleveland Donahue?
Quizas, ¿rastrear el fondo de la fuente?, o tal vez, ¿llamar al hombre de las nieves?…
Las arepas se otorgan desde las milpas,
y Donahue no puede ser más comedido con su despertar.
Correrá como loco a buscarte,
correrá para olvidar el hambre.
Ya la inspiración aparecerá en los pasos del baile.
Y en las peluquerías se distraerán los felices bellos con sus ojos de jade.
Y todo para no desperdiciar el aire,
que se levanta en el este y muere en el poniente…
Muere para que las arepas sean de oro y nieve... amor que solo salva el amor.
Tendencia de las marsopas a habitar los anfiteatros de la humanidad.
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty
(Texto registrado)