Comencé la partida de mi particular Majhong.
Una "gruesa" de tornillos, tacos y arandelas esparcidos por el el suelo de mi pequeño antro.
Un caos ordenado, sobrevolado por aquel dragón que perseguía siendo niño.
Un dragon que acechaba detrás de cada tornillo y arandela. Tratando de formar el divino bolígrafo con el que escribí aquel panegírico sobre aquel santo martir, que murió ahogado por la tinta que vertí alabandolo. Y que ahora, tras estar preso tantos años por el crimen de tintura atroz, por fin le encuentro algo del significado oculto que siempre tuvo para mí aquella porquería de panegírico...pero no para el resto de ustedes, mis queridos y agradecidos anfitriones.
Creo que voy a desenterrar los restos de mi nave intergaláctica. Llamaré a Jaume el "electronicista" para que la repare, y luego la venderé en walapop, o en eBay, a fin de conseguir algo de sucio dinero que me permita comprar una pequeña ferretería bogotana, en donde pasarme las horas jugando Majhong con mi amigo Luis...Quizás más tarde elaboré otro de mis espléndidos panegíricos sobre aquel santo que un buen día subió a un avión para estar mas cerca de Dios, y acabo descuartizado por cierto pterodáctilo, algo malhumorado por tanta película infame de dinosaurios, en donde el papel principal recaía invariablemente en un tiranosaurio Rex, que al fin y al cabo no era más que otro imbécil con ínfulas...¿Será que la humanidad desciende de ese tipo...de tiranosaurio?...
¡¡¡ Ahí esta el detalle !!!
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty
(Texto registrado)
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