"Vell Lledoner"
(viejo Almez)
El balcón al que nadie se asoma,
la silla en la que nadie se sienta,
ese lado oscuro de la cama, en el que nadie se tiende.
Un jardín que aprendió a cuidarse por si mismo, entre la maleza que poco a poco todo lo invade.
Y en el rincón más alejado, yaces, amigo mío.
Fuiste el titán de los árboles, espíritu de está seca tierra.
Injustamente fuiste ajusticiado.
Te acusaron de asesinar las piedras que sustentan la casa.
No se daban cuenta de que precisamente tus profundas raíces anudaron esos cimientos dándoles esa argamasa vegetal de tu alma.
Y ahora, desmembrado, preparándote para un último sacrificio... preparándote para calentar estos espíritus que quedaron congelados en un tiempo de vuelo de libélulas.
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Cuando el tiempo lo creamos alegre, nuestras almas-libélula jugaban sobre el estanque...
Esos tiempos remotos en la memoria, pero que nos asaltan y disparan certeras flechas de melancolía.
Éramos libélulas que una tarde, cansadas de volar, decidieron posar sus alas sobre el agua del aquel tranquilo recodo del estanque.
Esperamos en la intensa quietud de la tarde...
Cuando la brisa del anochecer nos empujó flotando hacia la orilla en donde Giorgi nos esperaba para guiarnos por los senderos del último juego.
Un último juego que nos haga renacer de nuevo bajo la sombra del "Vell Lledoner"
Autoría: Ortunyo Benjumea Mcnulty
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